La xerostomía puede ser causada por enfermedades sistémicas o por efecto iatrogénico. Dentro de las enfermedades asociadas a la reducción del flujo salival se incluyen enfermedades autoinmunes (particularmente el Síndrome de Sjögren), la enfermedad de Alzheimer, la depresión y la diabetes. Las infecciones causadas por virus sialotrópicos como el virus de la hepatitis C (VHC) o el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), la sarcoidosis, los linfomas o la enfermedad de rechazo al injerto pueden llevar a daños inflamatorios de las glándulas salivales generando disfunción y como consecuencia xerostomía (10). Por otra parte, la reducción del flujo salival puede ser inducida por tratamientos médicos impartidos, ya sea a través de medicamentos, radioterapia de cabeza y cuello, quimioterapia o transplante de médula ósea (11,12). Cerca de 400
medicamentos causan xerostomía como un efecto adverso (13). Entre estos fármacos, destacan: agentes anticolinérgicos, antidepresivos y antisicóticos, antihipertensivos, tranquilizantes, antidiuréticos, antihistamínicos, relajantes musculares, analgésicos narcóticos y antiinflamatorios esteroides y no esteroides (14). La mayoría de éstos, se toman durante largos periodos de tiempo e incluso durante toda la vida, y sus efectos nocivos aumentan con el paso de ésta. El flujo salival se reduce significativamente cuando dos o más medicamentos hiposalivatorios son ingeridos simultáneamente (15).